El COVID-19 tendría más impacto en los que fuman marihuana

La líder de estudios sobre el impacto de COVID-19 pidió a los usuarios de marihuana que no la inhalen.

Este 15 de mayo científicos de Miami de un proyecto que intenta determinar el impacto del COVID-19 sobre los consumidores de marihuana medicinal o recreativa piden que no la inhalen, puesto que fumar o vapear (cigarrillo electrónico) es un riesgo adicional en este tiempo de coronavirus. Más allá de que el riesgo se conoció ya hace algún tiempo, son pocos los usuarios que se pasaron a otras formas de consumo. El riesgo se focaliza en los pulmones.

Denis Vidot, epidemiologa puertorriqueña y lider del estudio internacional expresó al medio EFE “Los consumidores de marihuana constituyen un grupo vulnerable en la pandemia”. El estudio comenzó con el principal objetivo de conocer cómo afecta el COVID-19 a los consumidores adultos de marihuana, sin embargo a medida que se avanza en la ivestigación surgen nuevas líneas de análisis.

Actualmente tienen muestras de 47 países, incluyendo España y países latinoamericanos. Son más de 2.000 personas mayores de 18 años que se ofrecieron de manera voluntaria y anónima; y se espera que más gente se sume, puesto que el sondeo concluirá pasado agosto.

Vidot reitera su pedido de no fumar marihuna porque las consecuencias pueden durar más allá de la pandemia: “El COVID-19 no se ha terminado y, aunque se termine, el impacto en un grupo especialmente vulnerable puede durar años”.

Según la científica sólo un 16% de los consumidores que se sometieron al sondeo han migrado otro tipo de consumo de marihuana debido al nuevo coronavirus y de este porcentaje sólo un tercio dejó de fumar. Lo que sorprendió a los investigadores fue que es alto el porcentajes de personas que utilizan el cannabis de forma medicinal fumandolo, en vez de consumirla en aceites, alimentos u otras preparaciones.

En cuanto a las razones del consumo medicinal, los usuarios alegaron padecer de múltiples enfermedades o trastornos psicológicos como VIH-SIDA, depresión, ansiedad, lupus, esclerosis múltiple, enfermedad de Crohn, epilepsia, trastornos del sueño, falta de apetito, dolor agudo o crónico y desintoxicación de opioides o alcohol.