Comunicaciones

El Grupo Clarín se queda con el monopolio de la telefonía fija

El traspaso, que se oficializará en las próximas horas, consolida el poderío de Telecom, controlada por el Grupo Clarín, en el sector de las telecomunicaciones y genera interrogantes sobre la competencia en el mercado

El tablero de las telecomunicaciones argentinas se reconfigura con un movimiento. Telefónica, la multinacional española, confirmó la venta de su filial en Argentina a Telecom, la empresa controlada por el Grupo Clarín, en una transacción multimillonaria que asciende a 1.250 millones de dólares, según adelantaron fuentes de la compañía española a Infobae desde Madrid.

El anuncio oficial del traspaso se espera para esta noche, a las 22 horas de España (18 horas de Argentina), marcando el cierre de una negociación que sacudió el mercado y posiciona a Telecom como un jugador dominante en el sector. Con esta adquisición, Telecom, cuyos accionistas principales son Cablevisión (Grupo Clarín) y Fintech (David Martínez), se impuso a una larga lista de gigantes interesados en quedarse con las operaciones de Telefónica en el país, entre los que se encontraban DirecTV, Grupo Werthein, Telecentro, LibertyGlobal, Claro y Alpha Media.

La operación, de concretarse formalmente, representa un hito en la historia de las telecomunicaciones argentinas y desata interrogantes sobre el futuro del mercado. Según analistas del sector, la fusión de Telefónica y Telecom crearía un gigante con una cuota de mercado sin precedentes, abarcando servicios de telefonía fija y móvil, internet y televisión por cable.

El periodista Ariel Maciel, de Editorial Perfil, alertó sobre el potencial impacto de esta concentración en la competencia: "Clarín está buscando la venia del Gobierno de Javier Milei para concretar la compra", señaló, recordando la fusión previa entre Cablevisión y Multicanal en 2007, aprobada durante el gobierno de Néstor Kirchner, como antecedente de consolidación en el sector.

La posible luz verde del gobierno de Milei a esta operación genera interrogantes, considerando la doctrina libertaria del presidente, quien promueve la libre competencia y rechaza las concentraciones de mercado. 

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