En medio de la polémica por las vacunas antiaftosa, renunció el presidente del SENASA

La renuncia de Pablo Cortese a la presidencia del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) sacudió este lunes al sector agroindustrial argentino. Con más de 30 años de trayectoria técnica en el organismo, Cortese decidió dar un paso al costado en un contexto de creciente tensión institucional y conflicto comercial en torno a la importación de vacunas contra la fiebre aftosa.

El foco del conflicto surgió a mediados de julio, cuando un laboratorio nacional cuestionó la autorización del ingreso de vacunas producidas por una empresa extranjera. Esta situación generó fricciones entre laboratorios locales, el SENASA y funcionarios de la Secretaría de Agricultura, en el marco de una política nacional que apunta a desregular el comercio de productos veterinarios y facilitar la competencia.

Aunque oficialmente se comunicó que la renuncia se produjo por "motivos personales", allegados al exfuncionario señalaron que el desgaste por la presión del conflicto fue determinante. "Es un técnico, no político, y se cansó de enfrentar una disputa que superó lo sanitario para convertirse en una batalla comercial y política", afirmaron.

La figura de Cortese era considerada clave para equilibrar los intereses del sector privado con las responsabilidades del Estado en materia sanitaria. Su salida se da en un momento crítico, donde la vigilancia y el control de enfermedades animales como la fiebre aftosa son esenciales para garantizar la producción ganadera y las exportaciones.

Hasta el momento, no se ha designado a un reemplazante para conducir el SENASA. Mientras tanto, crece la preocupación entre los productores y actores del sector, que exigen estabilidad en las políticas de control sanitario y claridad sobre el rumbo que tomará el organismo en adelante.