¿Adiós al Shimy? Decretaron la quiebra definitiva de la firma que elaboraba yogures y postres de la marca SanCor
La firma, que elaboraba los postres SanCorito y Shimy, arrastraba denuncias por gestión ineficiente y salarios impagos desde que fue gerenciada por Vicentin y, más recientemente, por empresarios de La Suipachense
La Justicia comercial decretó la quiebra definitiva de Alimentos Refrigerados S.A. (ARSA), la láctea que elaboraba y comercializaba la línea de yogures, flanes y postres bajo las históricas marcas de SanCor, incluyendo etiquetas populares como Shimy, Sancorito, Sublime y Vida. La resolución del juez Federico Güerri, a cargo del Juzgado Comercial 29, dispuso la liquidación final de la firma, lo que implica el cierre de sus instalaciones y la pérdida directa de más de 400 puestos de trabajo.
La crisis de ARSA se aceleró tras un concurso preventivo fallido, abierto en abril de 2024, que no logró atraer a ningún inversor interesado en su salvataje. Pese a que circularon rumores sobre posibles oferentes, ninguna oferta formal se concretó, obligando a la Justicia a activar la liquidación. ARSA fue adquirida originalmente por el grupo Vicentin en 2016. Si bien se desvinculó societariamente del concurso del gigante cerealero, la firma cambió de manos en sus últimos años. Recientemente, era gerenciada por los empresarios venezolanos Manuel y Alfredo Fernández, quienes también manejan La Suipachense. Fuentes de la industria láctea desvinculan el colapso de ARSA de los problemas generales del sector, apuntando a años de ineficiencia en la gestión e incluso hablando de una posible "quiebra fraudulenta", argumentando que el proceso concursal no fue transparente.
El gremio lácteo (Atilra) y los empleados han denunciado múltiples incumplimientos. La situación laboral se tornó crítica en los meses finales: los trabajadores cobraron salarios parciales y atrasados, llegando a percibir apenas un cuarto del salario en efectivo. Tras un cese transitorio de operaciones en mayo para una supuesta reorganización, la actividad nunca se retomó y las obligaciones pendientes no fueron pagadas. La quiebra deja sin trabajo a 180 personas en la planta de Arenaza (Lincoln, Buenos Aires) y a 200 más en la fábrica y el centro de distribución de Córdoba, sumado a los 165 distribuidores afectados.
Con información de Clarín