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El mercado negro de fentanilo gana terreno en el país: un enfermero detenido en Rosario y más robos en hospitales

Las investigaciones revelan desvíos en centros de salud públicos y privados. Hay causas abiertas por robo, tráfico y venta ilegal del opioide más potente del mundo, con más de 1.800 ampollas secuestradas desde 2023.

La preocupación por el avance del fentanilo en el mercado ilegal argentino dejó de ser una sospecha y pasó a ser una constatación judicial. Esta semana, un enfermero del Policlínico Pami II de Rosario fue detenido acusado de robar ampollas para venderlas en el circuito clandestino. En su domicilio hallaron también bromuro de vecuronio y otras drogas hospitalarias. La Justicia le dictó 150 días de prisión preventiva por comercio de estupefacientes, venta de sustancias peligrosas, peculado y tenencia de arma.

El caso generó además nuevas pesquisas en un centro de salud municipal de Rosario, donde se investiga otro posible desvío. El propio intendente Pablo Javkin confirmó que hay líneas abiertas sobre el tráfico interno: "También hay que mirar el comercio ilegal de fentanilo a pequeña y gran escala", advirtió.

En paralelo, otra causa sigue abierta en Santa Fe por el robo de 68 ampollas en el Hospital Iturraspe, ocurridas en dos etapas en agosto. Como las cámaras no cubren el interior de las salas donde se guardaba la droga y el acceso es restringido, la fiscalía releva testimonios del personal para detectar contradicciones. El director del hospital admitió que el lugar solo puede ser accedido por alguien que conozca su ubicación exacta.

La gravedad del fenómeno se sostiene con cifras: desde mediados de 2023, Gendarmería decomisó más de 1.800 ampollas de fentanilo en operativos realizados en Misiones, Santa Fe, Formosa, Entre Ríos y Mendoza. Los secuestros revelan dos mundos conectados: redes transnacionales con rutas desde Paraguay y organizaciones locales que se aprovechan de fallas en el sistema de salud para el desvío interno.

Estados Unidos ya lo bautizó como "la droga de los zombies" por su potencia, 50 veces superior a la morfina. Especialistas advierten que el consumo se mezcla con cocaína adulterada y provoca cuadros graves, coma e incluso muertes que quedan registradas como sobredosis de otra sustancia.

Con hospitales bajo sospecha, causas federales abiertas y circuitos clandestinos activos, el avance del fentanilo vuelve a instalar el riesgo de un escenario similar al que golpea a Norteamérica. 

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