El salario mínimo en crisis: cayó debajo de la jubilación mínima y agrava la brecha social
Este deterioro coloca al salario mínimo por debajo de la jubilación mínima, una situación inédita que agrava la situación de los trabajadores con ingresos bajos y eleva la desigualdad social.
Desde que asumió la actual gestión, el Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM) de Argentina ha perdido alrededor del 30% de su poder adquisitivo real.
¿Qué está pasando y por qué es grave?
• En septiembre de 2025, el SMVM se fijó en $322.200 mensuales para una jornada completa de 48horas semanales.
• El bono jubilatorio -que actualmente es de $70.000- está congelado desde marzo de 2024 y no ha sido ajustado por inflación, lo que implica una pérdida sostenida de su capacidad adquisitiva.
• En contraste, la jubilación mínima (con ese bono incluido) sigue siendo superior al salario mínimo, aunque esa diferencia se está reduciendo por la falta de actualización real.
Comparaciones impactantes
• La brecha entre el SMVM y los salarios medios formales se ha ampliado tanto, que hoy el salario mínimo real está por debajo incluso de los niveles de la década del 90 y de la salida de la convertibilidad.
• Si el salario mínimo no hubiera perdido tanto poder de compra, hoy superaría los $740.000, según estimaciones del centro CIFRA.
• El Gobierno argumenta que imponer un salario mínimo genera rigidez laboral: "si hay personas dispuestas a trabajar por menos, no podés contratarlas", dijo el portavoz oficial Manuel Adorni. Pero los sindicatos lo critican duramente: consideran que se cayó por decreto un aumento insuficiente y en contra de los derechos de los trabajadores.
¿Por qué es relevante para todos?
El salario mínimo sirve como referencia para jubilaciones, pensiones, planes sociales y prestaciones como la prestación por desempleo. Su fuerte deterioro no solo afecta directamente a los trabajadores, sino también a todos los sistemas de protección social.
La caída del salario mínimo por debajo de la jubilación mínima refleja un avance en la crisis social en Argentina. Este fenómeno impacta especialmente en quienes tienen ingresos bajos o dependen de políticas asistenciales. Aunque el Gobierno apuesta por flexibilizar el mercado laboral, los sindicatos advierten que el daño ya está hecho: hay menos poder adquisitivo para millones y más presión para las familias argentinas.