Mala noticia para los petroleros comodorenses que miran hacia Neuquén: la industria petrolera llegó a su techo de empleo
El boom laboral de Vaca Muerta se desacelera: las empresas reorganizan sus estructuras sin generar nuevos puestos y se esfuman las expectativas de los patagónicos que buscaban oportunidades en Neuquén.
Durante años, Vaca Muerta se presentó como la gran tierra prometida para miles de trabajadores del sur argentino. La demanda de empleo parecía no tener freno y las noticias sobre récords de producción alentaban a jóvenes y experimentados a pensar en una mudanza a Neuquén.
Sin embargo, esa expectativa choca hoy con una realidad distinta: la industria petrolera llegó a un techo en la generación de trabajo y las compañías están enfocadas en reorganizar sus estructuras con el personal disponible.
Así lo planteó María de los Ángeles Montiel, directora de Nova RRHH, quien describió un mercado laboral estable, pero sin creación de nuevas vacantes. "No se están generando nuevos puestos. Es un momento de depuración", afirmó.
Una pausa en la expansión laboral
La especialista advirtió que, desde hace al menos cuatro meses, la búsqueda de personal se desaceleró. La incertidumbre política y económica vinculada a las elecciones nacionales agravó el freno. "Con quien hables te dice exactamente lo mismo: nos bajó un montón el trabajo, estamos evaluando qué vamos a hacer, tenemos todo frenado", resumió Montiel.
Esto marca un contraste con la percepción que aún circula en Comodoro Rivadavia, donde muchos trabajadores sueñan con sumarse a la industria neuquina. Sin embargo, la falta de nuevos ingresos y la tendencia a optimizar estructuras dejan a esas familias con pocas chances de concretar la mudanza laboral.
Más formación, menos oportunidades para los recién llegados
El cierre de las puertas a nuevos empleados se combina con una exigencia creciente de profesionalización. Lo que antes era un empleo de acceso con experiencia básica, hoy demanda formación técnica o incluso universitaria. "En algunas empresas de servicios, el boca de pozo es ingeniero", explicó Montiel.
La situación sorprende a los jóvenes que llegan con currículums improvisados, pensando que basta con presentarse para ser contratados. La realidad es muy distinta: las petroleras esperan que los candidatos demuestren competencias técnicas y un camino formativo que, en muchos casos, no está al alcance de los recién egresados.
Impacto en Comodoro Rivadavia
La falta de creación de empleo en Neuquén repercute de manera directa en Comodoro. Históricamente, muchos trabajadores de la Cuenca del Golfo San Jorge vieron en Vaca Muerta la posibilidad de mejores sueldos y continuidad laboral. Hoy esa ilusión se desvanece.
El mercado neuquino no solo dejó de absorber mano de obra nueva, sino que, además, las operadoras aplican filtros estrictos. Controles de consumo de estupefacientes y evaluaciones más rigurosas dejan a muchos postulantes afuera, incluso a aquellos con experiencia comprobada.
En paralelo, sectores periféricos como la metalurgia, el comercio y la construcción atraviesan dificultades para sumar personal porque los salarios que ofrecen no compiten con los de la industria petrolera. Así, la paradoja se profundiza: hay demanda laboral en actividades satélite, pero no en el núcleo que concentra la atención de los trabajadores comodorenses.
Educación y capacitación, un cuello de botella
Otro de los factores que limita las oportunidades es la calidad educativa. Según Montiel, los egresados de escuelas secundarias y universidades llegan con pocas herramientas al mercado laboral. A eso se suma la falta de espacios de orientación que enseñen a preparar un currículum, enfrentar entrevistas o encarar una búsqueda laboral.
"La profesionalización es cada vez más necesaria, pero estamos en un momento complejo con respecto a la educación", señaló la especialista. La consecuencia es clara: sin formación sólida, los trabajadores quedan rezagados frente a un mercado que subió la vara de exigencias.
Una reconfiguración silenciosa
La reorganización que atraviesan las empresas petroleras no implica despidos masivos, pero sí una reconfiguración de funciones internas. Las compañías apuestan a que los mismos equipos absorban nuevas responsabilidades, lo que frena cualquier expectativa de expansión laboral.
El fenómeno refleja un cambio estructural en la industria: después de una década de crecimiento acelerado, llegó el tiempo de consolidar procesos más eficientes y menos dependientes de la incorporación constante de personal.
El fin del espejismo para los migrantes laborales
El mensaje que deja este panorama es contundente. Para los trabajadores de Comodoro Rivadavia que imaginaban un futuro inmediato en Vaca Muerta, las oportunidades se reducen al mínimo. El mercado neuquino se cierra, la competencia aumenta y la formación requerida deja afuera a quienes no invirtieron en capacitación.
La postal de los colectivos llenos de trabajadores rumbo al yacimiento empieza a quedar atrás. Lo que viene es un escenario de selección más estricta, donde las empresas no buscan cantidad sino calidad y perfil profesional.
Montiel fue clara en su recomendación: "Primero hay que capacitarse. No basta con el deseo, hay que prepararse y ser realista a la hora de salir a buscar empleo".
Mientras tanto, en Comodoro y en otras ciudades petroleras del sur, crece la sensación de que la puerta a Vaca Muerta, lejos de abrirse, se está cerrando.