Prisión perpetua para el policía que mató a un chico de 16 años durante un control en Miramar
El juez convalidó el veredicto del jurado popular y dictó la máxima pena contra el oficial Maximiliano González por el asesinato de Luciano Olivera. "Luciano vive en esta sentencia", expresó el abogado de la familia.
El oficial de la Policía bonaerense Maximiliano González fue condenado este mediodía a prisión perpetua por el asesinato de Luciano Olivera, un adolescente de 16 años, durante un operativo policial ocurrido en diciembre de 2021 en la localidad bonaerense de Miramar.
La sentencia fue dictada por el juez Facundo Gómez Urso, quien convalidó la decisión de un jurado popular integrado por 12 ciudadanos que, en el juicio realizado el mes pasado en el Tribunal N°1 de Mar del Plata, declaró culpable al acusado. González fue hallado responsable de homicidio agravado por el uso de arma de fuego, alevosía y abuso de sus funciones como policía.
Tras conocerse el fallo, el abogado de la familia Olivera, Gregorio Dalbón, afirmó: "La Justicia habló. Fueron rechazados uno por uno todos los planteos de la defensa del asesino". Además, remarcó que la víctima "tenía 16 años y muchos sueños" y agregó: "El Estado le falló... hasta hoy. Hoy la violencia institucional fue juzgada. Hoy la impunidad fue derrotada. Luciano vive en esta sentencia".
El juicio se desarrolló a lo largo de una semana y González llegó a cada audiencia esposado y bajo custodia, ya que se encontraba con prisión preventiva desde diciembre de 2021, cuando ocurrió el crimen. La acusación estuvo a cargo del fiscal Fernando Berlingeri, mientras que la querella fue representada por Dalbón.
En la causa también están imputados por encubrimiento otros cuatro policías que participaron del operativo: Nelson Albornoz, Kevin Gerricagoitía, Rocío Mastrángelo y Alejandro Cepeda. Estos efectivos serán juzgados por separado en juzgados correccionales, aunque todavía no se definió la fecha de esos procesos.
El crimen ocurrió en la madrugada del 10 de diciembre de 2021, cuando Luciano Olivera se encontraba con amigos en la plaza central de Miramar, jugando al fútbol y escuchando música. Según la versión policial, un vecino denunció ruidos molestos y un patrullero se acercó al lugar. Poco después, el adolescente se retiró en su moto.
La fiscal Ana Caro había manifestado dudas sobre la persecución: "Tengo mis serias dudas de que Luciano se haya enterado de que la policía lo estaba persiguiendo". Dalbón explicó antes del juicio que el joven fue seguido por un patrullero tras ser identificado de manera estereotipada y que, al llegar a un control, recibió un disparo en el pecho. "El chico cayó, se levantó y dijo ‘me pegaste un tiro'", relató.
González sostuvo que el disparo fue accidental, pero esa versión fue descartada por la pericia oficial. "Tenía bala en recámara, puso el dedo en el gatillo y disparó. Luciano no representaba ningún riesgo para los policías", señaló Dalbón. El caso generó una fuerte conmoción en Miramar y reavivó el debate sobre el gatillo fácil y la violencia institucional.