"Mi hijo convulsionaba, no orinaba y perdió la visión parcialmente": el desgarrador relato de una madre sobre su hijo con Síndrome Urémico Hemolítico
Daiana Chávez contó cómo su hijo de cuatro años luchó durante más de un mes contra el Síndrome Urémico Hemolítico, una grave enfermedad causada por la bacteria Escherichia coli. El niño contrajo la infección tras consumir un yogur contaminado.
El reciente diagnóstico de un nuevo caso de Síndrome Urémico Hemolítico (SUH) en el Hospital Zonal de Trelew volvió a encender las alarmas sanitarias en la provincia. En medio de esta preocupación, Daiana Chávez, vecina de la ciudad, compartió su testimonio sobre lo que vivió junto a su hijo de cuatro años, quien enfrentó la enfermedad durante más de un mes en terapia intensiva.
"Empezó con colitis un domingo a la tarde. Dolor, cólicos, y después colitis con sangre. El lunes ya estábamos internados en el hospital. En menos de 24 horas, todo se descontroló", relató Daiana en diálogo con Canal 12 Web.
Los primeros estudios no detectaron la bacteria Escherichia coli, pero el cuadro del niño empeoró rápidamente. "Estuvimos tres días en internación y después nos llevaron a terapia intensiva para dializar, porque ya no orinaba, se estaba hinchando y los riñones habían dejado de funcionar", recordó.
El pequeño presentó convulsiones, hipertensión y un grave deterioro neurológico. "Lo tuvieron que conectar a un respirador porque se estaba consumiendo de toxinas", contó la madre. En ese contexto, una inyección experimental fue clave para revertir el cuadro. "Nos dijeron que había una ampolla que podía ayudar a eliminar las toxinas del cuerpo. La conseguimos y, a los tres días, empezó a orinar. Fue el primer signo de esperanza después de más de una semana y media sin hacerlo."
Sin embargo, la recuperación no fue inmediata. "Cuando ya estaba por salir del respirador, volvió a tener convulsiones fuertes, fiebre alta y presión elevada. Tuvimos que retroceder otra vez. Recién cinco días después pudieron sacarle el respirador", contó.
El niño permaneció un mes y una semana internado en el Hospital Zonal de Trelew. "La atención fue espectacular. Todo el equipo médico, desde la Doctora Marcela Boscardin hasta cardiología, neurología y enfermería, estuvieron al pie del cañón. Nos contuvieron todo el tiempo", destacó Daiana, valorando el trabajo del hospital público.
Secuelas y recuperación
El alta médica no marcó el final del proceso. "A la semana tuvimos que volver para una resonancia. Cuando despertó de la terapia, no veía. La bacteria le había inflamado un nervio óptico. Despertó sin visión", relató. Con el paso del tiempo, el niño recuperó la vista parcialmente, aunque continúa con secuelas renales y neurológicas.
El origen del contagio se descubrió tiempo después. "Fue por un yogur. No estaba vencido, le faltaban dos meses para vencer, pero la bacteria ya estaba dentro del envase", explicó la madre.
Hoy, con su hijo fuera de peligro, Daiana busca concientizar a otras familias sobre la importancia de la higiene y la manipulación segura de los alimentos. "Esto me dejó una enseñanza de vida: la importancia del lavado de manos constante, de cuidar la manipulación de los alimentos, de conservarlos bien. En verano hay que tener muchísimo cuidado: las frutas, los lácteos, todo. También aprendí que el agua debe ser siempre segura: si no es mineral hay que tomarla hervida o potabilizada", expresó.
"Nadie imagina que algo tan simple como un yogur pueda poner a tu hijo al borde de la muerte", concluyó con emoción.







