Presa y proscripta, el sueño y la pesadilla de muchos
Por Saúl Gherscovici
Era la crónica de una condena anunciada pero algunos pensaban que a último momento la bocha podía cambiar. Aunque sea algo, un poco. Ese deseado cambio se sustentaba en esa persistente tendencia a la esperanza de que las cosas cambien a último momento y en una eventual respuesta de dignidad de la Corte ante tanto apriete desde los medios hegemónicos. Pero no sucedió. La esperancita se desvaneció y la dignidad, en realidad, nunca puede despertarse en donde nunca la hubo.
El resultado, en definitiva, fue el sabido. La Corte condenó a Cristina Fernández de Kirchner a 6 años y la proscribió no solo para las elecciones de septiembre en la provincia de Buenos Aires sino para toda la vida. Eso, en realidad, es lo que se buscaba desde el mismo momento en que la entonces diputada nacional Elisa Carrió, en el 2008, disparó la denuncia que terminó armando la causa, que se sobregiró durante la presidencia de Mauricio Macri.
Eran esos tiempos donde el periodista Jorge Lanata hablaba de manera insistente de la ruta del dinero K, hacía cámaras que luego se demostraron que no eran tan ocultas como la del supuesto valijero Leandro Fariña, y machacaba con el latiguillo que se terminó imponiendo "se robaron un PBI" y otros grandes "éxitos", impuestos en gran parte de los y las argentinas, que hoy siguen repitiendo como un mantra mientras prefieren ignorar la dura realidad que les pasa por arriba y los costados.
Acelerados y ordenados
Más allá de la historia de la causa queda claro que, si bien la juzgaron dos veces por el teórico mismo delito (algo absolutamente irregular e ilegal) en la práctica a Cristina no la juzgaron sino que directamente la condenaron en base a una fantasiosa construcción de un relato delictivo que los mismos peritos de la causa desecharon.
Lo cierto y concreto es que con Cristina lanzada como candidata a la diputación provincial de Buenos Aires en septiembre, la definición de la causa se aceleró hasta provocar la insólita e histórica sentencia del martes a la tarde. Pese a que se trata de una de las más voluminosas y pesadas de la historia argentina los jueces la analizaron y resolvieron en menos de dos meses.
En esta ocasión, parece, al poder económico que maneja la Argentina quería a Cristina presa y proscripta, con todo lo que esto significa como hecho histórico. Así que no era necesario ni correspondía perder tiempo, menos en cuestiones procesales que jurídicamente son centrales pero que cuando hay decisión son detalles y accesorios.
Ayer, apenas se conoció la condena, Cristina volvió a hablar a la multitud que la fue a abrazar a su casa y donde, parece, se quedará al menos en los 5 días que dure el trámite para que la ex presidenta cumpla los trámites de la justicia para quedar detenida. Fue una muestra más de su preeminencia y en el reconocimiento que generó en gran parte de la sociedad.
Un 17 de octubre en junio y en el 2025
La condena, además de infame por su contenido, nulas pruebas y otras irregularidades, genera una especie de nuevo 17 de octubre para el peronismo que en este caso no logrará liberar de inmediato a su líder porque en esta ocasión, aunque sea infame actuó la justicia, pero si impulsará el reordenamiento del movimiento y desde allí posiblemente extienda la tarea al resto de la oposición de la Argentina.
Esta situación es la que, para algunos analistas, Milei y sus estrategas querían evitar pero se les cruzó, otra vez, Macri en el camino y aceleró la condena. Con Cristina proscripta, el ex presidente por un lado le genera ruido al actual gobierno y por el otro responde el duro reproche que le hizo Lanata por no haber metido presa a Cristina en el 2019. "Mirá de quien te burlaste", puede estar repitiendo Macri frente a su espejo retroactivo de rencores.
Más allá de las especulaciones y simpatías políticas debe quedar en claro que la causa no tuvo pruebas condenatorias, se cercenó la defensa y se impuso un relato que incluso fue desestimado en el juicio por los peritos que la propia Vialidad, conducida entonces por el ingeniero en petróleo Javier Iguacel, puso para demostrar que hubo sobreprecios, rutas no construidas y otras serias irregularidades.
"Es el lawfare estúpido"
En Argentina estamos ante un hecho histórico pero el "lawfare", que reemplazó los golpes de Estado que antes se daban vía embajada de los Estados Unidos a través de los ejércitos de los países que se querían controlar, no es nuevo en el continente, donde se condenó y encarceló a Lula en Brasil y se persiguió e impulsó al exilio a Rafael Correa en Ecuador.
En el caso de Lula, cinco años después, la Corte brasileña revisó la condena y determinó que el fallo condenatorio había sido "un error histórico", luego de la cual y pese al intento de golpe de Estado de Jair Bolsonaro, el líder del PT volvió a ser presidente en Brasil.
Son todos hechos históricos para tener en cuenta, algo que debería hacer el propio Javier Milei que desde Israel, donde se siente más a gusto que en Argentina, celebró la condena por la red social X. En el mensaje, el presidente ponderó la justicia y para variar le dedicó algunas palabritas a los "ensobrados". No hay caso, no entiende nada.
Nadie puede preanunciar o desestimar que esto mismo pase en Argentina y con Cristina. Todo dependerá de la reacción que genere, en esa gente que comenzó a protestar más asiduamente por los efectos del plan de gobierno, ver que una de las voces más lúcidas de la Argentina y contra el ajuste, ahora está presa y proscripta.







