ESI en las aulas: ¿por qué aún no se aplica?

La ley 26.510 de Educación Sexual Integral (ESI) fue sancionada en octubre de 2006 pero trece años después, un informe presentado por la Auditoría General de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires reveló que no se encuentra instituida un área específica dentro del Ministerio de Educación que se encargue de avanzar en su implementación, como […]

La ley 26.510 de Educación Sexual Integral (ESI) fue sancionada en octubre de 2006 pero trece años después, un informe presentado por la Auditoría General de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires reveló que no se encuentra instituida un área específica dentro del Ministerio de Educación que se encargue de avanzar en su implementación, como tampoco se realizan tareas de planificación, ejecución y evaluación. En ese sentido, las escuelas primarias no recibieron capacitación en materia de contenidos para el equipo directivo y docente.

“La formación profesional es fundamental y los maestros no pueden hacer esto solos. Si no hay un equipo que acompañe, no se va a poder avanzar porque hoy las escuelas ya están desbordadas con la problemática social creciente. Los docentes necesitan los materiales, información y la capacitación efectuada por personal formado en esta temática”, manifestó Cecilia Segura Rattagan, presidenta de la Auditoría General de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La ESI establece que “todos los educandos tienen derecho a recibir educación sexual integral en los establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada” desde el nivel inicial hasta el nivel terciario. Y es integral porque contempla una formación en relación a la prevención de enfermedades de transmisión sexual y de métodos anticonceptivos para evitar embarazos no deseados, la inclusión de temas como identidad de género, orientación sexual y la igualdad de trato y oportunidades para las mujeres.

“La implementación de ESI en las escuelas habilita a chicas y chicos a entender mejor su cuerpo y a que no les hagan lo que no quieren. Es importante para la prevención del abuso sexual en la infancia, además de que sirve para entender los cambios corporales y psicológicos que implica la adolescencia, la juventud, luego la edad adulta y la tercera edad, para darle un marco a la sexualidad social y psicológica”, explicó Mabel Bianco, presidenta de la Fundación para el Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM).

Para Bianco, la ESI no es solamente una enseñanza genital, es además “aprender a relacionarse con los otros sin atarse a lo biológico” y a “entender y respetar las decisiones de los otros”.

De acuerdo con la edad y al momento evolutivo la ESI ayuda a que los más chicos “sepan decir no y denunciar o decir cuando están siendo abusados por un mayor, cualquiera sea el vínculo familiar o afectivo con esa persona”, como también a los que crecen los ayuda “a vincularse mejor con los del otro sexo y a aceptar que hay personas diferentes y con formas de vida diferentes”, dijo Bianco.

Pero una ley sancionada que no está correctamente implementada y controlada por el Estado es una ley que no existe. Sobretodo si es una ley que no sólo establece derechos, sino que además necesita de un seguimiento contínuo, de una ampliación de conocimientos, más allá de un acompañamiento de contenidos, materiales, recursos y capacitaciones para su efectiva implementación.

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