Economía

Habilitan compras de línea blanca en Chile: golpe a la industria nacional

La reciente medida que permite a los argentinos importar electrodomésticos como heladeras, lavarropas y cocinas desde Chile, con un límite anual por persona, genera un fuerte impacto en la producción local debido a las marcadas diferencias de precios entre ambos países.

Desde el martes pasado, los argentinos o residentes mayores de 16 años pueden ingresar al país una unidad por año calendario de productos de línea blanca, como heladeras, cocinas y lavarropas, desde Chile. Esta flexibilización, que se implementa bajo un esquema digital y controlado, apunta a ampliar el abanico de bienes disponibles para los consumidores, pero a la vez abre un interrogante sobre la competitividad de la industria nacional frente a los precios del país vecino.

Según un relevamiento, las diferencias de precios son abismales. Por ejemplo, una heladera Samsung No Frost de alrededor de 230 litros cuesta en Chile aproximadamente $392.000 argentinos (conversión al tipo de cambio oficial), mientras que el modelo similar en Argentina se vende a más de un millón de pesos. En cocinas a gas, las diferencias también superan el 80%, y en lavarropas las brechas pueden llegar al 197%.

Estas disparidades en los costos llevan a que muchos argentinos, especialmente en provincias cercanas como Mendoza, evalúen cruzar la cordillera para adquirir electrodomésticos que en el mercado local resultan mucho más caros. En la región patagónica, por ejemplo, quienes residen en Comodoro Rivadavia tienen la opción de cruzar a Coyhaique, en Chile, para realizar estas compras, aprovechando la cercanía y la accesibilidad que ofrece esta ruta fronteriza.

Sin embargo, no todos los consumidores pueden asumir los gastos y la logística que implica el traslado de productos voluminosos desde Chile, lo que limita un poco el alcance de esta nueva posibilidad.

El impacto en la industria nacional no es menor. Expertos del sector advierten que esta medida puede presionar a las fábricas locales, que ya enfrentan desafíos económicos y de competitividad, al verse expuestas a una competencia directa con productos importados a menor costo. Además, el esquema restringe la cantidad a un solo electrodoméstico por persona al año, pero su efecto acumulativo podría ser significativo.

Por último, aunque la compra en Chile puede implicar ahorros sustanciales, para quienes viven lejos de la frontera el costo y la logística del viaje y transporte pueden mitigar el beneficio. Así, esta medida podría profundizar la brecha entre quienes pueden aprovecharla y quienes no.

En definitiva, la habilitación para importar línea blanca desde Chile abre una nueva ventana para los consumidores, pero también plantea un serio desafío para la industria nacional, que deberá encontrar maneras de adaptarse para seguir siendo competitiva en un mercado cada vez más abierto.

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