Mal de ausencias
Las influyentes elecciones del domingo pasado en CABA eran esperadas por todos. No solo por aquello de que Dios está en todas partes pero atiende solo en Buenos Aires, sino porque se erigieron en el comicio que podría marcar un antes y después, sobre todo para la toma de decisiones en vista a los comicios de legisladores nacionales del 26 de octubre. La reacción del PRO se esperaba para la sesión de ayer, pero no apareció.
Nunca una elección de concejales, porque por más que pomposamente le cambien el nombre eso es lo que en la práctica eligieron los porteños, concitó tanta atención y atracción. Desde que Leandro Santoro decidió jugar la contienda se entendió que, precisamente, lo que se iba a disputar no era una banca en la Legislatura de CABA sino la definición del futuro político de varios y tal vez de todos.
El PRO como era hasta el domingo, dejó de existir
El resultado de la contienda puede analizarse, como toda elección, desde distintas aristas pero lo primero que salta a la vista y lo obvio es que el gran ganador fue Javier Milei, con Karina como estratega y comandante, y que el gran perdedor fue Mauricio Macri.
Ayer, como primer movimiento efectivo tras la derrota, la expectativa estaba puesta en si los diputados nacionales que todavía responden a Macri seguirían colaborando con el gobierno, ese que el propio ex presidente dijo que los traicionó y jugó sucio con el video generado por Inteligencia Artificial, o si explicitando la ruptura acompañarían las propuestas para mejorar los ingresos a los jubilados.
Claramente, esto último no sucedió. El PRO acompañó a La Libertad Avanza y no dio quórum para tratar el aumento del bono a los jubilados, la moratoria jubilatoria y la emergencias para los sectores afectados por las inundaciones.
Macri debe resolver si en tono capitulante y solo preguntando "dónde firmo" acepta sumarse a la Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires, en el lugar y proporción que imponga Milei, o si sigue creyéndose el líder de la derecha argentina, ese que podía capitalizar el voto antiperonista-kirchnerista, que obviamente ya no es porque el domingo el amarillo fue repintado de violeta furioso.
El domingo, en definitiva y pese a la buena perfomance de Santoro, hubo una interna abierta entre la coalición gobernante, es decir entre la derecha y la ultraderecha de la Argentina. El resultado es claro: Milei ya no necesita a Macri, porque el salto de sus diputados y dirigentes ya había comenzado y ahora se acelerará, y el ex presidente salvo el poco poder que puede retener en estos meses en el Congreso y en la justicia, no tiene mucho para ofrecer y negociar.
En otras palabras, este domingo Milei "mató" a su padrino político como, en la acción Néstor Kirchner lo hizo con el suyo (Eduardo Duhalde) en el 2003.
Cada vez define menos gente la suerte de todos
Lo sucedido este domingo ya se había registrado en los anteriores comicios provinciales, donde también mucho menos gente que lo habitual concurrió a definir con su voto a sus representantes.
En Santa Fe votó el 55.40%, en Chaco el 52%, en Salta el 59%, en tanto que Jujuy y San Luis estuvieron cerca del promedio con el 65%.
La baja concurrencia, agravada en Buenos Aires, refleja varias cosas: la grave apatía, el desencanto con Milei y con la política en general (al que lo votaron un poco los convencidos pero mucho los hartos de todo), y que la oposición todavía no encontró el mensaje preciso y efectivo.
Lo cierto y concreto es que, con este combo de sensaciones que hacen que la gente le dé la espalda a las urnas, cada vez menos eligen a sus representantes y a quienes, en concreto, terminarán definiendo por su futuro y el de sus provincias y país.
En este clima y moda de odio, los que salen ganando con la baja participación son, a excepción del de CABA, los oficialismos establecidos, aquellos que trabajan políticamente en función del modelo de ajuste, que cada vez genera más excluidos, desintegración social y nacional.
Para pasarlo a porcentajes y que se entienda, Adorni ganó las elecciones en CABA con el 30.10% de los votos emitidos. En la práctica es menos del 17% del padrón general. Está claro que en ninguna contienda electoral vota el 100% de los ciudadanos habilitados pero nunca votaron tan pocos.
Multiplicar, es la tarea
Aquellos que se presentan como oposición son los primeros que deberían tomar nota de lo que está pasando en cada elección provincial y sobre todo en la de CABA. Deben entender que el internismo no sirve de nada y que a este modelo cruel que avanza y se sostiene en las urnas llenas de ausencia, debe ser enfrentado con propuestas que vuelvan a enamorar y convencer.
El desencanto hizo que Javier Milei llegue al gobierno con su propuesta disruptiva. La pregunta es qué viene después si esto, que en teoría iba a terminar con las castas, privilegios y todo lo malo de los políticos y la política, también genera otro cruel desengaño, como es evidente en el día a día y ahora en las urnas.
Si aquellos que tienen la obligación de construir una verdadera, inteligente y coherente oposición no la ven, parece claro que lo que hay adelante es todavía más oscuro y alejado de los valores democráticos, representativos, republicanos y federales, que son los que, Constitución mediante, define nuestro sistema de gobierno y representación.






