No hay mal que por bien no venga

La interna del justicialismo en Chubut no solo no fue buscada sino que, como cada vez queda más claro, como mínimo fue incentivada por sectores externos con miras a la definición en octubre.

Hasta que el ex intendente de Comodoro Rivadavia Juan Pablo Luque decidiera su precandidatura, las aspiraciones del gobernador Torres de retener una banca estaban medianamente garantizadas porque, sin un candidato potente del justicialismo, en el oficialismo provincial se descontaba que el reparto iba a ser entre Despierta Chubut y La Libertad Avanza.

A partir de la decisión de Luque, que coincide con el diagnóstico central del partido de poner a los mejores candidatos para vencer a Milei y sus aliados, en el oficialismo chubutense entendieron que debían redoblar esfuerzos para limarlo. Para ello consideraron indispensable la realización de una interna que el justicialismo central de la Provincia de Buenos Aires, con más intereses y divisiones, pudo anular pero curiosamente el chubutense no.

El ex intendente de Comodoro realmente pensaba que, una vez lanzada su propuesta, el intendente de Dolavon, Dante Bowen, bajaría la suya y se armaría una en conjunto, aprovechando la pertenencia generacional, el similar discurso sobre el escenario nacional y la necesidad de tener una defensa sólida de Chubut y sus intereses en la Cámara de Diputados.

Finalmente no hubo unión de esfuerzos sino dispersión de los mismos en una interna que, varios dirigentes del justicialismo denunciaron que estaría siendo influenciada por el propio gobierno provincial a través de sus recursos y funcionarios, orientando los padrones de los pueblos más pequeños y alejados a favor de Bowen.

Más allá de esta presunta intromisión, Luque parece haber encontrado en esta ajustada interna, tanto por los tiempos como por los pocos recursos con los que cuenta, un lugar de reencuentro con los afiliados y con los vecinos de cada localidad, quienes lo reciben con afecto como en la pasada campaña hacia la gobernación.

Si hubiera primado la inteligencia política, la interna no se hubiese realizado pero en ella, siempre y cuando se salga entero de la misma, el justicialismo pudo haber encontrado un lugar impensado para recibir en pleno invierno el primer calorcito popular antes de la elección que importa, que es la del 26 de octubre.

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