Política

Una peligrosa y dañina tormenta perfecta

Análisis de Saúl Gherscovici.

Saúl Gherscovici

El presidente Javier Milei se dispone a realizar hoy a la tarde, en Moreno, el acto de cierre de campaña de La Libertad Avanza en un lugar que, de acuerdo a lo informado y advertido por el ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, no cuenta con las mínimas medidas de seguridad para su presencia en momentos normales, menos en medio del rechazo social que se generó a partir del escandaloso caso de las coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad.

Desde Casa Rosada se advirtió que "el acto se hace igual" y obviamente con Milei a la cabeza que, a esta altura prefiere correr el riesgo, no solo para estar en el cierre antes de tomarse nuevamente el avión presidencial para viajar (una vez más) a Estados Unidos, sino para seguir victimizándose, en caso de que su presencia genere algún nuevo revuelo de brócolis o gorras, como sucedió en Lomas de Zamora la semana pasada.

Además un suceso real, provocado o tergiversado (recordemos que el vocero Manuel Adorni modificó una imagen y cambió una gorra que se le arrojó al presidente por una peligrosa piedra) le serviría al gobierno para intentar tapar los audios y de las medidas judiciales que presentó para frenar su difusión.

No flota

El gobierno está en su peor hora primero porque, a esta altura, son muy pocos los que pueden seguir sosteniendo que el plan económico y político del presidente esté generando algún beneficio para la Argentina y sus habitantes. A eso le agregó uno de los hechos de corrupción más graves y crueles de los últimos tiempos, como es el robo y los negocios montados sobre las personas con discapacidad.

Lo sucedido en torno a ANDIS logró hacer ver de manera abierta y generalizada que, por más que busquen indefectible y permanentemente echarle la culpa de todo al kirchnerismo, a los espías rusos y venezolanos, que todo lo que está ocurriendo y sucede es producto de las decisiones y acciones del propio gobierno.

Javier Milei, que hace meses se pavoneaba y fanfarroneaba con la certeza de que iba a ganar el premio Nobel de Economía, hoy no solo no acierta con una sola medida, sino que las que implementa, como la otra creencia de que el dólar flotaba, las tiene que modificar de un día para otro.

La duda que cabe es si la población, tanto en el rechazo en encuestas, en las calles y en las elecciones (como la reciente de Corrientes) hubiera reaccionado igual si la economía fuera estable y con proyecciones de mejora. Jamás lo sabremos porque Milei fabricó la tormenta perfecta, compuesta por: mala situación económica, corrupción galopante y evidente, y la falta de empatía con una sociedad, que mira sin comprender en que nos hemos convertido a partir del voto bronca, que esta vez no fue simbólico sino efectivo y muy dañino.

Lo cierto y lo concreto es que aquel gobierno que prometió combatir a la casta, dolarizar los ingresos de los argentinos y terminar con la corrupción, hoy mantiene vivita y aceitada a la casta, empobreció a los ciudadanos, robó a discapacitados, reprime a jubilados y ahora impone medidas de censura sobre los periodistas y el derecho a informar más propias de una dictadura que de un gobierno democrático.

En definitiva, cada vez queda más claro que por más que sigan malversando la palabra y uno de los estados más bellos y anhelados por cualquier ser humano, la libertad no avanza sino que retrocede y de manera angustiante y peligrosa.

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