El abominable señor "león"
(Saúl Gherscovici)
El presidente Javier Milei siempre tiene una agresión más para subir la apuesta y sentar temerarias posiciones ya no en nombre del país sino de una humanidad, a la que cree que está salvando con su pedido de vuelta al medioevo.
Una vez más no utilizó el escenario del Foro de Davos para hablar de economía, que en teoría es lo que sabe, o para buscar inversiones, que es lo que se acostumbra, sino para reiterar un mensaje retrógrado y fanático.
No es un juego de niños
El año pasado, en la continuidad de su sobreactuación en ataque al "wokismo", además de negar el calentamiento global, Milei apuntó contra el feminismo y los derechos de las mujeres. Ahora, además de seguir negando la desigualdad laboral y social en la que se encuentran las mujeres en la Argentina y el mundo, atacó a homosexuales y negó la existencia del femicidio.
Si hay algo que demostró Milei es que no tiene problema alguno en asumir posiciones extremas en defensa del guión ideológico para el mundo que le acerca Elon Musk, quien por otro lado no tiene empacho en hacer un saludo nazi en el acto de asunción de Trump, como tampoco el presidente de decir que su amigo no hizo lo que todos vimos.
El problema es que no son cuatro niños jugando a los superhéroes. Esto es mucho más complicado y peligroso. Siempre lo es la discriminación, la persecución ideológica, el sexismo, el machismo y la intolerancia.
Con apoyo
El otro problema es que mientras el presidente juega exitosamente a ser un líder mundial, "con la tuya contribuyente", en Argentina el ajuste continúa y parece no tener fin. Pese a los capítulos de distanciamiento entre LLA y el PRO de Macri, luego siempre el gobierno consigue los votos necesarios para aprobar cualquier ley que avanza sobre derechos adquiridos.
Pese a todo lo dicho y hecho este año, el presidente sigue teniendo apoyo parlamentario, de la mayoría de los gobernadores, y del periodismo hegemónico que no rompe filas por más que los agredidos sean homosexuales o se defienda un saludo nazi. Ese acompañamiento, por lo tanto, también sigue estando en la calle, donde si bien hay protestas y arrepentidos, todavía no hay rechazo definido y constante ante la pérdida de ingresos, calidad de vida y el penar de jubilados y trabajadores.
Distracciones
Todas estas barbaridades que Milei dice en esos escenarios internacionales terminan siendo luces de artificio que desvían la atención. Mientras casi todos estamos obligadamente distraídos a cuestionar sus expresiones y acusaciones, la motosierra sigue enfocada en lo fundamental del ajuste y del achique del Estado.
El plan avanza casi sin sobresaltos porque, pese a todos los deterioros en la calidad de vida durante el 2024, el presidente sigue usufructuando del gran acierto de su campaña que fue hablar del fin de la casta. Aunque en el poder lo único que se hizo es enriquecerla. El discurso en contra de las disidencias sí generó este sábado una multitudinaria asamblea antifascista en el Parque Lezama de la Ciudad de Buenos Aires, donde se decidió realizar una movilización nacional el 1 de febrero.
La movida promete ser multitudinaria porque es posible que este exabrupto premeditado de Milei haya despertado esa fibra intima de la sociedad argentina, capaz de hacerla reaccionar en su defensa. Por su pasado, presente y futuro.