Conflicto

El bloqueo de Ormuz: una buena y una mala señal para Argentina

El Parlamento iraní dio el primer paso para cerrar un paso estratégico por donde se transporta gran parte del crudo mundial. Los precios del combustible podrían dispararse. Vaca Muerta y el convencional monitorean la situación.

Una nueva escalada en Medio Oriente encendió las alarmas en todo el mundo. En respuesta al ataque estadounidense contra sus instalaciones nucleares, el Parlamento de Irán aprobó una resolución que impulsa el cierre del Estrecho de Ormuz, una vía marítima clave para las exportaciones globales de petróleo y gas.

La medida fue respaldada por la mayoría de los legisladores de la Asamblea Consultiva Islámica y ahora será evaluada por el Consejo Supremo de Seguridad Nacional, órgano presidido por el líder supremo del país, el ayatolá Alí Jamenei.

Aunque la decisión final aún no fue adoptada, el mensaje político es claro: Irán está dispuesto a restringir el acceso a una de las arterias energéticas más importantes del planeta.

Impacto global en la mira

El Estrecho de Ormuz es una franja angosta de mar que conecta el Golfo Pérsico con el Océano Índico. Por allí transita cerca de una quinta parte del crudo mundial y casi un tercio del gas natural licuado que abastece a los principales mercados internacionales. El simple anuncio de un posible cierre ya provocó movimientos anticipados en los mercados.

Medios internacionales, como la cadena turca TRHaber, citan fuentes militares iraníes que aseguran que la interrupción del tráfico marítimo podría ser inminente.

En paralelo, se conocieron declaraciones del general Esmaeil Kousari, miembro de la Comisión de Seguridad Nacional del Parlamento, quien confirmó que el Legislativo "considera necesario cerrar el estrecho", aunque aclaró que será el Consejo de Seguridad quien decida cuándo y cómo ejecutarlo.

El petróleo rumbo a un nuevo récord

La reacción de los mercados no se hizo esperar. Analistas de firmas como ING Research estiman que, ante una interrupción seria en la navegación por Ormuz, el precio del crudo podría superar los 120 dólares por barril. Incluso, si la crisis se prolonga, no se descarta que se alcance o supere el máximo histórico de 2008, cuando el barril de Brent llegó a rozar los 150 dólares.

"La posibilidad de un bloqueo prolongado representa una amenaza directa a la estabilidad energética global", advirtió Warren Patterson, jefe de estrategia de materias primas en ING. Y añadió que, incluso con una solución diplomática, no estaría garantizada una caída inmediata de los precios.

Una buena noticia

La semana pasada, el Brent cerró en torno a los 77 dólares, pero los analistas proyectan una apertura en alza cuando reabran los principales mercados. La incertidumbre sobre la continuidad del suministro desde el Golfo Pérsico condiciona las decisiones de inversores, gobiernos y grandes consumidores.

En este escenario, Argentina monitorea la situación con suma cautela. El conflicto en Medio Oriente puede generar una buena y una mala noticia.

El lado positivo aparece en la posibilidad de estabilizar el precio internacional, tras un barril que llegó a bordear los 59 dólares. Si el Brent supera los 80 dólares, permitirá proyectar con mayor claridad el futuro del sector energético argentino.

Horacio Marín, presidente y CEO de YPF, destacó que Vaca Muerta se puede desarrollar con un barril por debajo de los 45 dólares. "Lo podemos hacer a un precio todavía mucho más bajo. Por supuesto ganamos menos plata. Pero no perdemos plata. Y se puede desarrollar. Eso es lo que se llama break-even price en la jerga petrolera", explicó. El shale neuquino se mantiene expectante.

Por su parte, la Cuenca del Golfo San Jorge sería la más beneficiada, ya que la baja del crudo había puesto en jaque las inversiones en la región. La producción convencional es la que más se entusiasma con que el Brent toque valores máximos y deje atrás los meses más duros de los últimos 15 años.

Las dudas sobre la inflación

Sin embargo, no todo es positivo. La suba del precio del barril implicaría nuevos aumentos en los surtidores. El primero en advertir sobre esta situación fue Guillermo Lego, gerente general de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines (CECHA), quien anticipó que en los primeros días de julio podría aplicarse un nuevo incremento de alrededor del 5%, lo que genera preocupación tanto entre consumidores como expendedores.

YPF ya aplicó una suba del 5% el sábado pasado, debido al incremento del Brent en las últimas semanas. La escalada del conflicto entre Irán, Israel y Estados Unidos puede generar aún más presión sobre los precios de los combustibles.

El ajuste en los surtidores implicaría más dificultades para la Casa Rosada en su pelea contra la inflación. El índice medido por el INDEC podría verse afectado por el impacto de una nueva suba en las naftas.

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