Banco Central: el cepo continuará “mientras perdure la escasez de divisas”

Un esquema de flotación administrada del tipo de cambio, según el BCRA, permitirá acumular reservas para ganar mayor libertad a la hora de fijar la política económica.

“Mientras perdure la escasez de divisas con relación a la necesidad de una economía en expansión, se mantendrán las regulaciones cambiarias implementadas a partir del 1° de septiembre del año pasado”, afirmó el Banco Central de la República Argentina en su Informe de Política Monetaria (IPOM) publicado hoy. La referencia a las restricciones cambiarias dispuestas por el gobierno anterior alude al tope de USD 10.000 mensuales para la compra para atesoramiento, luego reducido a USD 200 dólares luego de las elecciones presidenciales.

En su informe, la autoridad monetaria ratificó también el esquema de flotación administrada del tipo de cambio “con el objeto de acumular reservas internacionales para recuperar grados de libertad en el manejo de la política económica y garantizar la estabilidad financiera. Asimismo, el BCRA procurará contribuir a sostener los niveles de competitividad de la economía para facilitar la recuperación de la producción local.”

En relación con la inflación, el Central solamente se limitó a anticipar que durante 2020 será más baja que en 2019, en línea con lo anunciado en el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM).

Para el Central, “el fracaso en reducir la inflación en los últimos cuatro años se explicó, fundamentalmente, por las limitaciones de utilizar la tasa de interés como único instrumento de política antiinflacionaria”, a lo que se agregaron los shocks de precios causados por “los significativos ajustes en las tarifas de los servicios públicos y de la energía y las recurrentes depreciaciones del peso, exacerbadas por la desregulación financiera y cambiaria”.

Por último, el Informe de Política Monetaria repasó las medidas tomadas por la gestión de Miguel Pesce, iniciada el 10 de diciembre pasado. Entre ellas, se destacan la reducción de la tasa de referencia, que desde entonces pasó del 63% al 48%, la flexibilización de los encajes para entidades financieras que otorguen préstamos a pymes y la sanción de los plazos fijos en UVA precancelables, que permiten no perder frente a la inflación.

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