Política

El arte del engaño también tiene tiempos y patas cortas

Análisis de Saúl Gherscovici.

Saúl Gherscovici

El presidente Javier Milei volvió a mentir y/o engañar en la cadena nacional que brindó el lunes. Con un impostado tono moderado, el titular del Ejecutivo pretendió hacer creer a la sociedad que había entendido el contundente mensaje que las urnas le transmitieron el pasado 7 de septiembre, en la elección de la provincia de Buenos Aires.

Más allá de esa puesta en escena, que incluyó la ausencia de gritos e insultos (algo es algo, diría mi tía), el discurso en sí fue más de lo mismo. En la práctica, aunque cuidándose de no mencionarla, Milei volvió a hablar de más motosierra y ajuste.

Sin lectura crítica del discurso, los cada vez menos pero persistentes comunicadores oficiales salieron a hablar de aumentos, reconocimientos, ampliaciones de derechos y otras raras calificaciones que se hicieron sobre las palabras presidenciales.

Sin embargo, los aumentos presupuestarios prometidos a Educación, Salud y jubilados son un engaño porque están atados a una supuesta continua baja inflación. A eso hay que agregarle que, aunque se alcanzare esa meta, con los magros porcentajes anunciados de incremento para el 2026, cada uno de esos sectores seguiría sin recuperar lo que perdió en estos casi dos años de ajuste y ausencia de presupuesto real.

El equilibrio es lo único que importa

El discurso del presidente, tal como sucedía con los que en su momento pronunciaba como ministro de Economía, Domingo Cavallo, más que dirigido a los argentinos/as de carne y hueso fue escrito y pensado para el FMI y los mercados. Por esa razón, Milei repitió 29 veces que su único dogma no es la felicidad de los habitantes de esta bendita tierra, sino sostener el equilibrio fiscal porque, en la práctica, el presidente reconoció que no hay tal superávit.

Dicho sea de paso también hay que recordar que además de engañosos, los teóricos aumentos anunciados no se aplicarían si no se sostiene ese equilibrio ya que, en caso de no alcanzarlo, se reducirá cualquier partida con la que no se alcance los objetivos, aseguró palabras más palabras menos el propio presidente.

Abro paréntesis: ¿No es curioso que alguien que evidencia bastante falta de equilibrio tome el equilibrio como la letra grabada en piedra de su creencia y acción política?. Cierro paréntesis.

Por otro lado, aparece mínimamente como contradictorio que anuncie esos mentirosos aumentos como reales en momentos en que se está (otra vez) discutiendo en las calles y en el Congreso los vetos que aplicó nuevamente al Fondo de Financiamiento Universitario y la emergencia pediátrica. ¿Si quiere atender lo que ahora, a su manera, reconoce como bajas presupuestarias a esos sectores, por qué no empezar ya mismo en lugar de esperar hasta el año que viene?.

"Olvidemos todo esto de una vez, Vámonos a navegar al Paraguay"

Pero no deberíamos sorprendernos porque luego de la cadena, el presidente viajó a la Cumbre de la derecha en Paraguay. Allí volvió a dejar en claro que está cada vez más alejado de la realidad, ya que insistió en asegurar que desde su gestión se sacó de la pobreza a 12 millones de personas, los sueldos pasaron de 300 a 1200 dólares, y que algo similar estaba pasando con las jubilaciones.

La realidad es que hoy nuevamente el país sale a la calle para reclamar fondos para las Universidades Nacionales y que los trabajadores, profesionales pero sobre todo pacientes del hospital Garrahan esperan que los gobernadores no hayan negociado con el gobierno para que sus diputados tiren por la borda los vetos definidos por el presidente Javier Milei, a quien evidentemente ya se le acabó el tiempo de "luna de miel" con el electorado que en este caso, en función de lo brutal y persistente del ajuste, pareció estirarse en demasía.

En unas horas se sabrá que pasó con los vetos. Será clave saber cómo votaron esta vez los diputados/as que también absteniéndose, como lo hizo Ana Clara Romero por Chubut, acompañaron la postura del gobierno nacional de anteponer ese teórico equilibrio o superávit fiscal sobre las Universidades Públicas y la emergencia pediátrica, sus trabajadores y profesionales, pero sobre todo sus estudiantes y pacientes.

Eso, por más que moleste a algunos/as, lo contaremos como corresponde en la próxima.

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